“A pesar de todo dicho arriba, ¿qué son las ventajas de un lago, que después años por fin he descubierto? Lo vamos a descubrir en parte tres…”
Estas han sido las últimas palabras del artículo anterior. Ya viene el gran cambio en la serie de estos relatos.
OK, es verdad que un pantano no tiene mucho que ver con el mar, tampoco puede sustituirlo, pero desde luego tiene un valor en su mismo. Un valor que he reconocido poco a poco, pero cada vez más. Hoy en día me siento privilegiado con la presencia del embalse. Es un cambio mental. Hay que agradecer lo que hay, no? Aquí vienen las ventajas.
El pantano me permite entrenar dos veces a la semana, durante todo el año, en días fijos. Casi nunca el tiempo me previene ir. Pues es fácil mantener la forma en un pantano.
Se puede practicar todas las técnicas en un entorno relativamente seguro. El timón de proa, de popa, giros estáticos, los apoyos bajos y altos, los auto rescates, aprender todo lo que nos ofrece el cantear (que es mucho más que suponemos!), el rol y perfeccionar el “forward paddling”.
Luego, se puede practicar navegar con vientos muy fuertes y aprender orientarse totalmente basado en la brújula sin demasiado peligro. Bueno, con menos riesgo que en al mar, digamos.
Otro detalle de que disfruto mucho, es la fauna presente. Ya se exactamente dónde viven las parejas nutrias, localizar las grandes colonias de los nidos de las cigüeñas, como se coge una tortuga y ponerla en la cubierta del kayak por un momento, seguir el Martín Pescador alrededor de su islote, contar los gansos salvajes, las grúas que emigran hacia África y sorprenderme cada vez de nuevo del tamaño de los peces (aproximadamente un metro).
Después de entrenar, es bastante agradable tomar un café en el chiringuito con la gente que vive en las orillas.
Estoy consciente que hay muchas personas más que tienen más cerca algún embalse que el mar. Espero que ellos también encuentren consuelo en ellos y sacar los beneficios que nos ofrecen.
Desde luego, a menudo nos volveremos a ver en el mar, que sigue siendo la leche! (Uh, el agua salada, digo)