No fue antes del año 2011 en que habíamos vivido mis dos hijas y yo una aventura dura de doce(!) horas inesperadas en kayaks alquilados, que decidí comprarme uno y empezar a dominarlo mejor. Desde aquel momento cada día me estoy enamorando más con esta afición tan versátil. No me había podido imaginar que el camino de aprendizaje es tan divertido! Se trata de descubrir un mundo gigantesco que está allí, esperándonos, fuera de lo que la mayoría conoce.
Por el motivo que el mar no es la habitat natural de los humanos, hay que ser consiente de los peligros, para disminuir el riesgo lo más posible y así ser capaz de disfrutar al máximo. Y suele ser justo lo que hace este mundo tan interesante; dominar las técnicas personales, aprender navegar, la orientación, el tema de la seguridad en el agua, entrenar el cuerpo, entender el material que tenemos a nuestra disposición, relacionarse con otros kayakistas e incluso viajar en autonomía en kayak.
Sólo acabo de empezar a conquistar el mundo de kayak, pero ya no hay marcha atrás!