No llevo mucho tiempo y ya he visto mucho. Frío, focas, algunas olas, buques grandes desde muy cerca, corrientes y muchas personas majas. Hasta Belgica todo fue fácil. Una vez en la costa de Mar de Norte tengo que tener en cuenta la marea. En la práctica esto significa que no puedes navegar más que la mitad de las horas del día. Y las horas que tienes no puedes elegir tú.
Además, las costas Bélgica no son muy adecuada para acampar libremente. Son muy pobladas, hay mucha vigilancia y sobre todo: el problema con transmigrantes desesperados es realmente gordo. Se esconden en las dunas y buscan cualquier posibilidad de cruzar el estrecho de la Mancha para ir a Inglaterra. Es más, mueren para un oportunidad. No me atrae demasiado “negociar” con dos cientos Africanos que me exigen mi kayak, pues campings me tocan. Lo que he subestimado es que es muy duro llegar a un camping a dos km del mar, detrás de un dique alto a que se sube con escaleras. Pero bueno, todo pasa y al final llegaré a costas más trtranquilas.
Navegando en solitario, no hay nadie que me frena. Pues me mato a mi mismo, jeje. En los primeros días ya, tenía ocho ampollas. Los últimos días me salen más ampollas por tirar el kayak equipado con el carrito.
A pesar de todo, disfruto mucho de la aventura y estoy muy curiosio a lo que me está esperando detrás del horizonte.